viernes, 9 de agosto de 2013

El hombre que amaba a un repollo





Érase una vez un hombre que amó un repollo. Fue un amor efímero y comprometido. Se conocieron en un bulevar y para él fue un amor irresistible, de esos a primera vista. Decidieron salir juntos, se podía verlos en las tardes caminando por los senderos del rosal, o bien contemplar extáticos mirando en el horizonte la muerte de los soles y el parto de las estrellas. No les importaba lo que decían sus parientes, que aquello no podría funcionar, que un amor así no podría jamás ser consumado; pero hay que decirlo...este cuento se llama el hombre que amaba un repollo, porque en realidad el repollo no lo amaba a él, en el fondo de su corazón verde y vegetal de hortaliza sólo había espacio para los misterios del mundo de las plantas, amores salvajes sólo comprensibles para aquellos seres que aman con el desintereses de la fotosíntesis... Aquel fue un amor fugaz, efímero y comprometido, pero como todos los amores tuvo que tener una despedida, además él quería tener hijos, y el repollo no buscaba ataduras ,era un espíritu de mundo que gustaba de transitar por caminos libertinos...


(De los "Cuentos para dormir a un niño lobo")

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